Adoptar en Rumanía: Guía completa

“La decisión de adoptar surgió del deseo de tener una familia completa, después de darnos cuenta de que no podíamos tener hijos biológicos. Cerramos un capítulo difícil en nuestras vidas y abrimos otro, lleno de esperanza y determinación. No fue fácil, pero cuando realmente quieres algo, todo es posible. Así comenzó nuestro proceso de adopción.

Siendo rumanos, queríamos adoptar a un niño de Rumanía, de nuestro país de origen. Sabíamos que había muchos niños que necesitaban una familia amorosa, y este deseo se convirtió en nuestro motor en esta tarea. Los primeros pasos los dimos contactando a las autoridades en Rumanía, porque no sabíamos por dónde empezar. Fuimos de los primeros rumanos residentes en España que emprendieron este camino y nos guiaron hacia el Ministerio Español de Menores, donde el proceso comenzó paso a paso.

Nos dirigimos al Ministerio Español de Menores, donde recibimos toda la información necesaria. Nos explicaron los requisitos económicos, como la necesidad de tener un empleo estable y poder mantener a un niño. Fue un esfuerzo considerable, especialmente estando en un país extranjero, pero valió la pena. Tuvimos la suerte de contar con el apoyo de las autoridades españolas, que se comportaron muy bien con nosotros.

Uno de los mayores desafíos fue la recolección de los documentos necesarios en España y su traducción al rumano. Tuvimos la suerte de encontrar a Laura, quien nos ayudó enormemente con las traducciones y la legalización de los documentos para Rumanía. Era un período difícil, siendo de los primeros rumanos que adoptaban en España, pero seguimos adelante y no nos desanimamos. No teníamos otras opciones más que continuar.

Entender la burocracia y la legislación en Rumanía fue complicado, especialmente porque llevamos 25 años viviendo en España. Por ello, tuvimos que informarnos principalmente sobre los procedimientos en España. Sin embargo, con paciencia y perseverancia, logramos navegar a través de todos los desafíos legislativos. Nuestro consejo para otras familias es que no se rindan, incluso si el camino es difícil. Al final, todo vale la pena, y cuando la adopción está finalizada, olvidas todos los obstáculos encontrados.

En el plano emocional, los momentos más abrumadores fueron cuando asistíamos a los cursos de preparación para padres adoptivos. Allí se nos explicaban las necesidades de los niños y los desafíos que podríamos enfrentar. Mantenemos una perspectiva positiva al estar unidos y apoyarnos mutuamente. Evitamos escuchar a las personas que nos desalentaban y apartamos de nuestras vidas cualquier influencia negativa que no fuera beneficiosa para nosotros o para nuestro hijo.

El encuentro con nuestro hijo fue un momento lleno de emociones. Cuando lo vimos por primera vez, quisimos abrazarlo de inmediato. Era tan frágil y tenía problemas de salud, pero estábamos decididos a superar juntos todas las dificultades. Desde el segundo día, se quedó con nosotros y vivimos juntos. Inicialmente, solo teníamos que visitarlo, pero él deseaba estar con nosotros desde el principio. El vínculo con el niño se creó gradualmente. Nos convertimos en amigos, le explicamos quiénes éramos y, poco a poco, construimos una relación hermosa basada en la confianza y el afecto.

La integración en nuestra familia fue un proceso natural y lleno de alegría. Le mostramos fotos de los abuelos y otros miembros de la familia, y él estaba muy curioso por conocerlos a todos. Poníamos nombres a los dibujos, salíamos al parque y jugábamos juntos. Fue un proceso lento, pero hermoso. La adaptación a la vida en España vino con sus propios desafíos, especialmente en lo que respecta a la alimentación, pero tuvimos paciencia y superamos todo. Tuvimos que reconstruir también la dentadura del niño, afectada por las dificultades que había atravesado, pero ahora está sano y feliz, y nosotros estamos agradecidos por todo lo que hemos logrado juntos.

No recibimos apoyo específico de las autoridades o de las organizaciones locales, pero contamos con el apoyo de la familia y los abuelos, quienes nos brindaron la ayuda necesaria cuando la necesitamos. Tuvimos la suerte de tener a personas queridas a nuestro lado que nos apoyaron en este viaje.

Para los padres que desean adoptar a un niño en Rumanía, les recomendamos de corazón seguir este camino. La misma nacionalidad, el mismo idioma y la cultura común facilitan todo para la integración del niño en la familia y en la sociedad. ¿Si tuviéramos que cambiar algo en este proceso? Nada. Estuvimos bien preparados para enfrentar cualquier desafío, y el resultado final cambió nuestra vida de la manera más hermosa posible.

Ahora tenemos una familia completa, y los abuelos están felices con nosotros. Nuestra vida se ha enriquecido enormemente y nos sentimos bendecidos. A lo largo del proceso de adopción, aprendimos que ser padres adoptivos significa experimentar la misma alegría y realización que cualquier otro padre, tal vez incluso más intensamente. Estamos orgullosos de nuestro hijo y de todo lo que hemos logrado juntos, y lo más importante que podemos decir a otros padres es que no se desanimen. El resultado final, una familia feliz y un niño sano, vale cualquier sacrificio. Después de unos años, miramos hacia atrás y vemos cuánto hemos crecido juntos. Estamos orgullosos de nuestro hijo y de todo lo que hemos logrado en nuestras vidas.”